La decisión más importante fue diseñar un pavimento nuevo para toda la vivienda con la baldosa hidráulica tradicional, que hoy en día se sigue haciendo una por una a mano. Cada estancia tiene un diseño único, como se hacía originalmente, pero utilizando los mismos colores para unificar el diseño.
Los zócalos y molduras también se rehacen siguiendo las mismas leyes que en 1900.

Las puertas y balconeras se conservan y restauran: pomos, molduras y hasta los vidrios superiores esmerilados. En los baños se introducen dos puertas completamente opuestas, metálicas, de líneas rectas y ligeras. Se emplea la misma proporción que las carpinterías antiguas para crear una contraposición y de esta manera poner en valor ambos diseños.

La distribución se ha respetado la original, excepto las salas junto a las fachadas principales que se han demolido los tabiques interiores para intentar hacer un gran espacio que acumule la luz natural. En uno de estos espacios se sitúa la cocina, de líneas muy minimalistas y materiales para que el espacio se decante por lo contemporáneo pero con la reminiscencia modernista siempre presente.